Qué dudaza tengo! Pero fuerte, eh?! No es broma. Ya os contaba que mi piso es pequeño y ha pasado de ser un “nido de amor parejil” a una minivivienda para 4 (e incluso 5, fines de semana alternos, ya que mi pareja tiene una niña de una relación anterior).
Esto implica plantearse muchas cosas (ya hablaremos en otro post, largo y tendido y con debate y comodín del público, de cómo convertir una habitación pequeña en un multiespacio para 3 personitas…), pero el tema de hoy es: cambiar el blanco nuclear de mis paredes (viva el espíritu escandinavo si no tienes monstruos menores de edad residiendo contigo o que me digan cómo lo hacen las familias nórdicas para mantenerlo impoluto, me llevaré el secreto a la tumba, lo prometo…) por otros como, por ejemplo el gris o el beig, en el que manos, pinturas y roces de juguetes y carros no se vean, aunque tengas vista de suegra quisquillosa (y ojo, la mía es divina, hablo de oídas).
La idea es pintar salón y entrada (no te rías, vivo en 58 m2 y tengo un pedazo de entrada que estoy por reconvertirla en salita de estar. Por favor, una medalla y aplauso efusivo al arquitecto, gracias con rintintín) y tenemos el corazón dividido entre estos dos colores:
PAREDES GRISES
Vía @pinterest las 3 imágenes.
PAREDES BEIGE ( en castellano beis, según la rae, y supongo que el plural beises, pero la palabra es tan fea que me niego a ponerla!!!!)
Vía @pinterest las 3 imágenes.
Bueno, a luz de estos ejemplos, ¿tú con cuál te quedas? ¿Gris o Beig?
Hasta el próximo post bellezones!